EL RIEGO EN EL BONSAI
Página 1 de 1.
EL RIEGO EN EL BONSAI
De todas las técnicas de cultivo, el riego es la más importante. Una tarea que en principio es sencilla no lo es tanto cuándo hablamos de bonsái, puesto que nos encontramos con una planta que depende totalmente de nosotros y que vive en unas condiciones muy concretas, tiestos muy planos, árboles en piedra o bosques en lajas de pizarra. Todo ello con un denominador común que es la poca cantidad de tierra utilizada y, por tanto, lo rapidez con la que puede llegar a secarse.
No es fácil decir como hay que regar, ya que esto dependerá de muchos factores: temperatura ambiente, tipo de suelo empleado, especies cultivadas, época del año, etc.
Como norma general se puede decir que hay que regar cuando la superficie de la tierra comience a secarse, lo que nos obliga a estar pendientes para evitar una sequedad total del suelo de nuestros árboles, ya que esto tendría daños irreparables.
La manera adecuada de regar es utilizar una regadera con roseta de agujeros finos y con lanza larga para conseguir una buena presión de agua y simular la lluvia. Hay que hacerlo con dos pasadas, de manera que le de tiempo a la tierra a retener el agua necesaria y a la vez conservar su estructura, siempre comprobando que sale agua por los agujeros de drenaje.
Es fácil entender que no regaremos igual en invierno que en verano, e incluso dependiendo de la latitud en que nos encontremos. Mientras que en invierno es posible que no tengamos que regar más que cada dos o tres días, en verano, y si la situación de nuestros bonsáis es a pleno sol, nos veremos obligados a regar dos o tres veces al día.
En cualquier caso lo ideal será la observación del árbol y del suelo para comprobar su estado y de ésta manera intentar cubrir sus necesidades, aprendiendo en cada momento cuales son las características de cada especie hasta llegar a un cultivo adecuado. No es lo mismo un pino, un arce, o un salix, cada uno de ellos tienen necesidades distintas que tendremos que intentar satisfacer.
Nunca debemos olvidar que estamos tratando con un ser vivo y como a tal tendremos que cuidar.
La calidad del agua incide directamente en el correcto desarrollo de nuestros bonsáis, ya que una mala calidad puede provocar mayor riesgo de salinidad, toxicidades, impermeabilización, variación de la acidez (ph) del suelo, etc.
Sobre el ph, conviene recordar que todos los árboles, y seres vivos en general, tienen que vivir dentro de unos determinados límites de ph (acidez), que no pueden ser rebasados ni por exceso ni por defecto. La mayoría de los bonsáis viven bien en unos límites, entre 6,5 y 7 de ph, siendo 7 un ph neutro.
Una forma de reducir los riesgos de toxicidad es extremar el cuidado en el uso de pesticidas, fungicidas, abonos químicos y en general cualquier producto que pongamos en nuestros árboles, al mínimo imprescindible y siguiendo las instrucciones del fabricante.
Si es posible, es aconsejable dejar reposar el agua antes de ser utilizada, sobre todo si consideramos que conseguimos agua para riego a temperatura ambiente, lo que evita fuertes cambios de temperatura perjudiciales para las raíces de los árboles de interior o de invernadero.
En el caso de regar con manguera debemos vigilar que la presión no arrastre la tierra y el abono de nuestros árboles.
Si no estamos atentos a la calidad del agua, y la que utilizamos para el riego no es buena, provocaremos distintos desequilibrios en nuestros árboles que se podrían traducir en síntomas, tales como:
- reducción del crecimiento
- brotes lánguidos o escasez de los mismos,
- encharcamiento del suelo con el consiguiente peligro de podredumbre de las raíces,
- suelo que no se seca como debe,
- deficiencias en la floración,
- y en general falta de vigor del árbol.
Como la calidad del agua no es igual en todas partes y varía de unas zonas a otras, si tenemos dudas podemos enviar una muestra a analizar o pedir información en nuestra compañía de suministro de agua.
Para finalizar, diremos que no servirá de mucho preocuparnos por la calidad adecuada del agua, si el suelo no cumple unos requisitos mínimos de correcto drenaje, que evite el encharcamiento y facilite la necesaria aireación de las raíces, retención de la humedad necesaria y de las sustancias que el árbol precisa para su correcto desarrollo.
Es imposible permanecer indiferente ante la belleza que representan las flores. Su forma, color y aroma nos envuelven y trasforman.
Es un error tener una regla fija para el riego, del tipo, riego ......
"una vez por semana"
"una vez al día"
"tres veces por semana"
etc....
Repito, es un error.
La forma adecuada, como ya hemos repetido en otras ocasiones, es:
Regar sólo cuando la superficie de la tierra está seca y regar a fondo, es decir, hasta que salga abundante agua por los agujeros de drenaje.
Si nos fijamos un poco en nuestros árboles, observaremos que la superficie de la tierra está seca, dependiendo de:
- la estación del año y clima del momento (temperatura, humedad, lluvia, frío, viento, etc.)
- de la actividad vegetativa del árbol (con hojas, sin hojas, enfermo, etc.)
- de las operaciones efectuadas (trasplante, poda, etc.)
- del tipo de maceta de cultivo (esmaltada, sin esmaltar, de plástico, sobre roca, grande, pequeña, etc.)
- de la ubicación (exterior, interior, al sol, a la sombra, etc.)
etc....
Como, además, todas estas circunstancias de las que depende el riego son cambiantes de un día para otro e impredecibles, es, por tanto, imposible tener una regla fija para el riego, y quién os dé una regla fija relacionada con el tiempo (una vez a la semana, dos veces al día, etc.), no tiene idea de cultivar un bonsái.
¿Por qué hay que regar a hasta que salga agua por los agujeros de drenaje?
Porque así facilitamos un efecto de "succión" que hace entrar aire a la tierra desde la superficie de la misma hacia los agujeros del drenaje y que produce la aireación de las raíces y facilita el sano desarrollo de éstas.
Por esta razón no es aconsejable el riego por inmersión, salvo excepciones de emergencia, ya que mediante este método no se produce la necesaria aireación de la tierra. Al contrario, el agua, al penetrar desde abajo hacia arriba, expulsa todo el aire de la tierra (observar las burbujas que se producen por el aire que sale de la tierra).
¿Por qué hay que regar sólo cuando la superficie de la tierra está seca?
Porque es la única forma en la que el árbol nos indican cuál es el momento en el que necesita agua y esto puede suceder en cualquier momento y sin una regla fija.
Olvidaros de reglas fijas, la única regla es:
Observar el árbol y darle agua cuando la necesita, ni antes, ni después.
Regar bien es un alto porcentaje de éxito en el cultivo.
No es fácil decir como hay que regar, ya que esto dependerá de muchos factores: temperatura ambiente, tipo de suelo empleado, especies cultivadas, época del año, etc.
Como norma general se puede decir que hay que regar cuando la superficie de la tierra comience a secarse, lo que nos obliga a estar pendientes para evitar una sequedad total del suelo de nuestros árboles, ya que esto tendría daños irreparables.
La manera adecuada de regar es utilizar una regadera con roseta de agujeros finos y con lanza larga para conseguir una buena presión de agua y simular la lluvia. Hay que hacerlo con dos pasadas, de manera que le de tiempo a la tierra a retener el agua necesaria y a la vez conservar su estructura, siempre comprobando que sale agua por los agujeros de drenaje.
Es fácil entender que no regaremos igual en invierno que en verano, e incluso dependiendo de la latitud en que nos encontremos. Mientras que en invierno es posible que no tengamos que regar más que cada dos o tres días, en verano, y si la situación de nuestros bonsáis es a pleno sol, nos veremos obligados a regar dos o tres veces al día.
En cualquier caso lo ideal será la observación del árbol y del suelo para comprobar su estado y de ésta manera intentar cubrir sus necesidades, aprendiendo en cada momento cuales son las características de cada especie hasta llegar a un cultivo adecuado. No es lo mismo un pino, un arce, o un salix, cada uno de ellos tienen necesidades distintas que tendremos que intentar satisfacer.
Nunca debemos olvidar que estamos tratando con un ser vivo y como a tal tendremos que cuidar.
La calidad del agua incide directamente en el correcto desarrollo de nuestros bonsáis, ya que una mala calidad puede provocar mayor riesgo de salinidad, toxicidades, impermeabilización, variación de la acidez (ph) del suelo, etc.
Sobre el ph, conviene recordar que todos los árboles, y seres vivos en general, tienen que vivir dentro de unos determinados límites de ph (acidez), que no pueden ser rebasados ni por exceso ni por defecto. La mayoría de los bonsáis viven bien en unos límites, entre 6,5 y 7 de ph, siendo 7 un ph neutro.
Una forma de reducir los riesgos de toxicidad es extremar el cuidado en el uso de pesticidas, fungicidas, abonos químicos y en general cualquier producto que pongamos en nuestros árboles, al mínimo imprescindible y siguiendo las instrucciones del fabricante.
Si es posible, es aconsejable dejar reposar el agua antes de ser utilizada, sobre todo si consideramos que conseguimos agua para riego a temperatura ambiente, lo que evita fuertes cambios de temperatura perjudiciales para las raíces de los árboles de interior o de invernadero.
En el caso de regar con manguera debemos vigilar que la presión no arrastre la tierra y el abono de nuestros árboles.
Si no estamos atentos a la calidad del agua, y la que utilizamos para el riego no es buena, provocaremos distintos desequilibrios en nuestros árboles que se podrían traducir en síntomas, tales como:
- reducción del crecimiento
- brotes lánguidos o escasez de los mismos,
- encharcamiento del suelo con el consiguiente peligro de podredumbre de las raíces,
- suelo que no se seca como debe,
- deficiencias en la floración,
- y en general falta de vigor del árbol.
Como la calidad del agua no es igual en todas partes y varía de unas zonas a otras, si tenemos dudas podemos enviar una muestra a analizar o pedir información en nuestra compañía de suministro de agua.
Para finalizar, diremos que no servirá de mucho preocuparnos por la calidad adecuada del agua, si el suelo no cumple unos requisitos mínimos de correcto drenaje, que evite el encharcamiento y facilite la necesaria aireación de las raíces, retención de la humedad necesaria y de las sustancias que el árbol precisa para su correcto desarrollo.
Es imposible permanecer indiferente ante la belleza que representan las flores. Su forma, color y aroma nos envuelven y trasforman.
Es un error tener una regla fija para el riego, del tipo, riego ......
"una vez por semana"
"una vez al día"
"tres veces por semana"
etc....
Repito, es un error.
La forma adecuada, como ya hemos repetido en otras ocasiones, es:
Regar sólo cuando la superficie de la tierra está seca y regar a fondo, es decir, hasta que salga abundante agua por los agujeros de drenaje.
Si nos fijamos un poco en nuestros árboles, observaremos que la superficie de la tierra está seca, dependiendo de:
- la estación del año y clima del momento (temperatura, humedad, lluvia, frío, viento, etc.)
- de la actividad vegetativa del árbol (con hojas, sin hojas, enfermo, etc.)
- de las operaciones efectuadas (trasplante, poda, etc.)
- del tipo de maceta de cultivo (esmaltada, sin esmaltar, de plástico, sobre roca, grande, pequeña, etc.)
- de la ubicación (exterior, interior, al sol, a la sombra, etc.)
etc....
Como, además, todas estas circunstancias de las que depende el riego son cambiantes de un día para otro e impredecibles, es, por tanto, imposible tener una regla fija para el riego, y quién os dé una regla fija relacionada con el tiempo (una vez a la semana, dos veces al día, etc.), no tiene idea de cultivar un bonsái.
¿Por qué hay que regar a hasta que salga agua por los agujeros de drenaje?
Porque así facilitamos un efecto de "succión" que hace entrar aire a la tierra desde la superficie de la misma hacia los agujeros del drenaje y que produce la aireación de las raíces y facilita el sano desarrollo de éstas.
Por esta razón no es aconsejable el riego por inmersión, salvo excepciones de emergencia, ya que mediante este método no se produce la necesaria aireación de la tierra. Al contrario, el agua, al penetrar desde abajo hacia arriba, expulsa todo el aire de la tierra (observar las burbujas que se producen por el aire que sale de la tierra).
¿Por qué hay que regar sólo cuando la superficie de la tierra está seca?
Porque es la única forma en la que el árbol nos indican cuál es el momento en el que necesita agua y esto puede suceder en cualquier momento y sin una regla fija.
Olvidaros de reglas fijas, la única regla es:
Observar el árbol y darle agua cuando la necesita, ni antes, ni después.
Regar bien es un alto porcentaje de éxito en el cultivo.
AnCarl- bonsai nature
- Yo escribo : 1646
Me votan : 48
Edad : 41
Localización : Sevilla
Fecha de inscripción : 28/03/2012
Temas similares
» EL RIEGO DEL BONSAI Medidor de acidez de luz/pH, higrómetro de Monitor de Agua de Suelo
» riego automatico s.o.s
» PH-El agua; el riego, parametros y calidad
» CONTROL DE LA ALCALINIDAD DEL AGUA DE RIEGO
» Substrato, riego y abonado, por Walter Pall
» riego automatico s.o.s
» PH-El agua; el riego, parametros y calidad
» CONTROL DE LA ALCALINIDAD DEL AGUA DE RIEGO
» Substrato, riego y abonado, por Walter Pall
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.